Abstract:
Un mundo sumergido en avalanchas de información, gracias a
la acción conjunta entre la tecnología y la red mundial, no implica
necesariamente que sus miembros estén bien informados, y
mucho menos, que lo sepan todo. Dadas estas condiciones de la
actualidad, curiosamente resulta necesario volver la mirada hacia
una práctica tradicional del ámbito mediático, que se erige como
alternativa –de doble filo, sin embargo- ante la hiperabundancia y
el desorden de datos sobre lo que acontece alrededor de las personas:
la agenda-setting. En este sentido, un análisis cuali-cuantitativo
de las publicaciones del diario ecuatoriano El Comercio, correspondientes
al segundo semestre de 2017, reveló cómo los mecanismos de la clásica teoría de McCombs y Shaw
son capaces de aportar a la construcción de una realidad nacional -y, en menor medida, internacional- fragmentada,
jerarquizada, categorizada, pero asimilable y legitimada socialmente por el público. Asimismo, se evidencia
que ya no existe un espíritu totalmente unidireccional o impositivo en los medios, en relación al establecimiento
de la agenda, sino que más bien, dicha actividad se ha transformado en un espacio colaborativo y susceptible de
recibir influencias de todos los actores involucrados en el proceso de la comunicación periodística.
A world immersed in avalanches of information, thanks
to the joint action between technology and the global
network, does not necessarily imply that its members
are well informed, much less that they know everything.
Given these current conditions, curiously it is necessary
to look back to a traditional media practice, which stands
as an alternative-double-edged, however, before the hyperabundance
and disorder of data about what happens
around people : the agenda-setting In this sense, a qualitative-
quantitative analysis of the publications of the Ecuadorian newspaper El Comercio, corresponding to the
second semester of 2017, revealed how the mechanisms of the classical theory of McCombs and Shaw are capable
of contributing to the construction of a national reality -and, to a lesser extent, international- fragmented,
hierarchical, categorized, but assimilated and socially legitimized by the public. Likewise, it is evident that there
is no longer a totally unidirectional or tax spirit in the media, in relation to the establishment of the agenda, but
rather, this activity has been transformed into a collaborative space and susceptible to receiving influences from
all the actors involved in the process of journalistic communication.
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