Resumen :
Ya antes de la pandemia Covid-19 el Banco Central Europeo (BCE) planteó una revisión de la política
monetaria para valorar los efectos sobre la economía de las nuevas herramientas, pues junto al
instrumento del tipo de interés se había utilizado principalmente la compra de deuda pública y privada,
que se mantiene en el balance del BCE, con consecuencias diversas que analizamos en esta nota.
Dentro de este contexto han ido surgiendo aspectos sociales de acceso al crédito e inclusión
financiera, los efectos de sus políticas sobre el empleo, la reducción de la morosidad, y sobre todo,
por su novedad, el impacto ambiental asociado al riesgo de crédito, junto con, en menor medida,
componentes de responsabilidad social y gobernanza (ESG). De aquí que resulte pertinente reflejar
cómo la actuación del BCE, sobre todo a partir del año 2020, se corresponde con algunos de los
Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas. La novedad técnica es que el BCE viene
exigiendo desde hace tiempo a las entidades bancarias que tengan en cuenta en el riesgo crediticio
los riesgos derivados de problemas medioambientales, sociales y de gobernanza de los acreditados,
y en la supervisión bancaria se espera que las entidades presenten información cuantificada precisa
sobre estos riesgos. El actual escenario inflacionista, aunque supone un cambio hacia una política
monetaria restrictiva, no afecta sustancialmente a la cuestión medioambiental, aunque puede tener
efectos no deseados sobre el crédito.
Already before the Covid-19 pandemic, the European Central Bank (ECB) proposed a review of
monetary policy to assess the effects of the new tools on the economy, since along with the interest
rate instrument the purchase of debt had been mainly used. public and private, which remains on the
ECB's balance sheet, with various consequences that we analyze in this note. Within this context, social aspects of access to credit and financial inclusion have emerged, the effects of their policies on
employment, the reduction of delinquencies, and above all, due to their novelty, the environmental
impact associated with credit risk, together with, to a lesser extent, social responsibility and
governance (ESG) components. Hence, it is pertinent to reflect how the ECB's actions, especially from
2020 onwards, correspond with some of the United Nations Sustainable Development Goals. The
technical novelty is that the ECB has long been requiring banking entities to take into account in credit
risk the risks derived from environmental, social and governance problems of borrowers, and in
banking supervision entities are expected to present accurate quantified information about these risks.
The current inflationary scenario, although it represents a change towards a restrictive monetary
policy, does not substantially affect the environmental issue, although it may have undesirable effects
on credit.
|