Implicaciones del condicionante carecer de rentas en el acceso y mantenimiento de las pensiones no contributivas

Abstract

Si hay una cuestión esencial en la configuración de las pensiones no contributivas (PNC)1, es precisamente, el requisito de que el solicitante o beneficiario carezca de recursos suficientes para llevar una vida digna. La aparición de las PNC, todavía se hizo esperar doce años desde que la Constitución española de 1978 (CE) dispuso entre sus principios rectores de la política social y económica, que los poderes públicos debían mantener un régimen público de Seguridad Social. Esto ya existía, pero solo desarrollado en la modalidad contributiva de protección, porque lo que, en realidad, constituyó la novedad fue la incorporación de dos principios característicos de un auténtico sistema de Seguridad Social: en primer lugar, que la protección debe dirigirse a todos los ciudadanos (principio de universalidad), no solo a los trabajadores, y, en segundo lugar, en palabras de la propia CE, que se trate de una protección «que garantice la asistencia y prestaciones suficientes ante situaciones de necesidad» (principio de suficiencia). Este es el punto de origen, la piedra angular de nuestro ordenamiento jurídico, que justifica la existencia de las PNC, y de las demás prestaciones no contributivas, como son las prestaciones económicas familiares y la recién creada prestación de ingreso mínimo vital (IMV).