Abstract:
Tras la primera renuncia de un Papa en toda la historia, la Iglesia Católica se enfrenta a una crisis de popularidad profunda. Entre todos los candidatos del cónclave, el carismático Francisco fue el elegido para devolverle la simpatía pública que los escándalos de corrupción y pedofilia le habían restado a la institución católica. Con su labia y magnetismo, el argentino es consciente del cambio de modelo comunicativo que necesitan en la ciudad del Vaticano. El nuevo pontífice lidera un mensaje renovador que pretende llegar a nuevo público, incluido el colectivo de lesbianas, gays, transexuales, bisexuales e intersexuales (LGTBI) que, hasta el momento, se ha visto fuera de sus muros. No se han sentido aceptados en las comunidades católicas ni se les permite ejercer el sacerdocio. La maquinaria comunicativa vaticana podría encontrar nuevo público en este gran colectivo. Ya avisó Bergoglio en un avión ante la prensa: “Quién soy yo para juzgarles”. La reforma de la Iglesia pasa a través del cambio de la forma de su mensaje. Para la desazón de los más críticos como Gianni Geraci, portavoz del colectivo de católicos homosexuales il Guado, el mensaje y la actitud se están adaptando pero “la situación real no cambia”.
After the first resignation of a Pope in all history, the Catholic Church is facing a deep crisis of popularity. Among all the candidates of the conclave, the charismatic Francisco was chosen to return the public sympathy that the scandals of corruption and pedophilia had decreased to the catholic institution. With his communicative skills and magnetism, the Argentine is aware of the change in the communicative model they need in the Vatican City. The new pontiff leads a renewing message that pretends to arrive to new audience, including the collective of lesbians, gays, transsexuals, bisexuals and intersex (LGTBI) which, until now, has always been outside its walls. They have not felt accepted in the Catholic communities, nor are they allowed to exercise the priesthood. The Vatican communicative machinery could find new public in this great collective. Bergoglio already warned in a plane before the press: "Who am I to judge them". The reform of the Church happens through the change of the form of its message. To the dismay of the most critical as Gianni Geraci, spokesman of the group of Gay Catholics il Guado, the message and attitude are adapting but "the real situation does not change".
|