Abstract:
La medicina, que deriva de medicus y de mederi, aparece como una ciencia cuya finalidad última es prevenir
y/o curar las enfermedades del cuerpo humano. El origen de la misma se data en la prehistoria, en la que se
empleaban plantas o minerales para tratar de sanar a las personas. Sin embargo, el cambio fundamental en este
ámbito (al abandonar, en cierta medida, postulados religiosos o mágicos) suele atribuirse a las aportaciones de
Hipócrates, quien consideró que las enfermedades, como fenómenos naturales, podían ser comprendidas y
analizadas.
En este sentido, la existencia de la medicina siempre ha sido una constante y ha acompañado a la evolución
de los seres humanos, adaptándose y ajustándose a la realidad vigente en cada momento. Los avances
científicos y la propia sociedad han marcado el recorrido de la ciencia que busca ofrecer una solución adecuada
a los problemas vigentes en cada periodo.
A este respecto, anteriormente se partía de que el profesional, por sus conocimientos y experiencia, era el
idóneo para escoger la opción clínica de los pacientes. Este paternalismo clásico, resumido en la máxima “todo
por el paciente, pero sin el paciente”, ponía de relieve que lo más importante era mejorar la salud de los
usuarios, sin importar los deseos, preferencias o creencias de estos últimos. Además, ciertos descubrimientos
han partido del método heurístico de “ensayo y error”, de tal forma que la medicina, como ciencia no exacta,
está sujeta a los conocimientos de la época concreta.
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