Resumen :
Sangrar es más fácil que llorar es una videoperformance que cristaliza una investigación
autoetnográfica sobre los excesos del cuerpo contemporáneo. Partiendo de una lesión 3tres
protrusiones cervicales3 como síntoma del colapso del exceso neoliberal, el trabajo desarrolla
una poética mediante una práctica liminal entre la danza contemporánea y el Body Art de los
años 70.
En una coreografía entre performer, cámara, tiempo y espacio se presenta un cuerpo lento,
fragmentado y abyecto. Un archivo audiovisual que resiste a las lógicas de producción y
representación hegemónicas y dominantes, articulando lo que denomino contraexcesos
performativos.
Estos contraexcesos devienen estrategias de resistencia al capitalismo neoliberal que impone
y produce exceso cinético e hipermotilidad (Lepecki, 2009), la capacidad corporal obligatoria
(McRuer, 2021) y la saturación de la imagen y el símbolo hasta la trasgresión ilimitada
(Torres, 2012 y Bataille, 1987). De esta manera, el acto inmóvil y la desaceleración de la
danza (Lepecki, 2009), el cuerpo abyecto inasimilable (poniendo en relación a Kristeva,
Bataille y McRuer, 2021), y el desenfoque y la mirada coreografiada por la cámara, siguiendo
el legado de Maya Deren y Hito Steyerl, generan contraexcesos que, siguiendo la lógica del
pharmakon (Dumoulié, 2016), desbordan los marcos de representación corporal y visual
revelando los límites de lo visible.
Así, mediante una metodología crip-queer desbordada por la liminalidad entre teorías y
prácticas situadas y encarnadas, se desarrolla una forma de pensamiento en movimiento
donde el cuerpo deviene discurso y archivo viviente que busca responder a las preguntas
disparadoras: ¿Todo exceso es malo? ¿Puede una coreografía performar, más que representar,
el exceso como realidad del ser? ¿Se puede performar el exceso sin excederse?
Bleeding Is Easier Than Crying is a video performance that crystallizes an autoethnographic
investigation into the excesses of the contemporary body. From an injury4three cervical
protrusions4as a symptom of the collapse of neoliberal excesses, the work develops a poetics
through a liminal practice between contemporary dance and the 1970s Body Art.
In a choreography between performer, camera, time, and space, a slow, fragmented, and
abject body is presented. An audiovisual archive that resists the hegemonic and dominant
logics of production and representation, articulating what I call performative
counter-excesses.
These counter-excesses become strategies of resistance to neoliberal capitalism, which
imposes and produces kinetic excess and hypermotility (Lepecki, 2009), compulsory bodily
capacity (McRuer, 2021), and the saturation of image and symbol to the point of unlimited
transgression (Torres, 2012 and Bataille, 1987). In this way, the immobile act and the
deceleration of dance (Lepecki, 2009), the unassimilable abject body (connecting with
Kristeva, Bataille, and McRuer), and the blur and gaze choreographed by the camera
following the legacy of Maya Deren and Hito Steyerl generate counter-excess that, following
the logic of pharmakon (Dumoulié, 2016), overflow the frameworks of bodily and visual
representation, revealing the limits of the visible.
Thus, through a crip-queer methodology overwhelmed by the liminality between situated and
embodied theories and practices, a form of thinking in movement is developed where the
body becomes a discourse and living archive that seeks to answer the triggering questions: Is
all excess bad? Can choreography perform, rather than represent, excess as a reality of being?
Can excess be performed without exceeding itself?
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