El factor de la resiliencia en la superación de traumas

Abstract

La resiliencia se posiciona como un factor que ayuda en la reducción del impacto del trauma psicológico, cuya prevalencia mundial alcanza el 70%. Este trabajo, basado en una revisión sistemática bajo el método PRISMA, analiza 13 estudios seleccionados de un total de 292 identificados en bases de datos especializadas, con el objetivo de comprender cómo la resiliencia influye en la superación del trauma en personas expuestas a conflictos armados, adversidad infantil y desplazamiento forzado. Los resultados muestran que niveles elevados de resiliencia se asocian con una disminución en los síntomas de TEPT, menor reactividad al cortisol postraumático y una mejor calidad de vida, siendo el apoyo social y las estrategias de afrontamiento adaptativas los principales mediadores de estos efectos. Además, la inteligencia emocional actúa como moderador en la regulación afectiva tras traumas complejos. Se observa que las intervenciones tempranas centradas en redes comunitarias y el entrenamiento en habilidades emocionales incrementan la capacidad resiliente. Estos hallazgos resaltan la importancia de integrar enfoques multinivel en diferentes entidades, especialmente en contextos posconflicto donde una parte de la población desarrolla TEPT, planteando intervenciones que integren el apoyo institucional con el desarrollo de las capacidades personales.

Resilience emerges as a factor that helps reduce the impact of psychological trauma, which affects up to 70% of the global population. This study, based on a systematic review following the PRISMA method, analyzes 13 selected studies from a total of 292 identified in specialized databases. The objective is to understand how resilience influences trauma recovery in individuals exposed to armed conflict, childhood adversity, and forced displacement. The findings indicate that high levels of resilience are associated with a reduction in PTSD symptoms, lower post-traumatic cortisol reactivity, and improved quality of life. Social support and adaptive coping strategies are identified as the main mediators of these effects, while emotional intelligence functions as a moderator in affective regulation following complex trauma. Early interventions focused on community networks and emotional skills training were found to increase resilience capacity. These results underscore the importance of integrating multilevel approaches across different entities, particularly in post-conflict contexts where a portion of the population develops PTSD, by designing interventions that combine institutional support with the development of personal resources.