Abstract:
Introducción: La patología cardiovascular es una de las principales causas de mortalidad a nivel mundial, con importancia especial entre los pacientes más ancianos. Éstos presentan con mayor frecuencia hipertension, enfermedad vascular previa y fibrilación auricular como antecedentes y la forma de presentación de la Cardiopatía Isquémica más frecuente es el Síndrome Coronario Agudo Sin Elevación del segmento ST (SCASEST). Estos pacientes tienen más reacciones adversas y la fragilidad y comorbilidad que muchas veces los acompañan hacen que sea una población de especial riesgo. Por todo ello el objetivo de este estudio es Realizar un análisis completo y actualizado de las características de la población anciana que ingresa por SCASEST en España, el manejo terapéutico y la evolución a corto y medio plazo.
Material y Métodos: se incluyó a todos los pacientes consecutivos diagnosticados de SCASEST entre febrero y junio de 2007 en 15 hospitales españoles, participantes del registro GYSCA. El único criterio de exclusión fue que se trasladaran a otros centros o no firmaran en consentimiento informado. Dividimos a los pacientes en menores de 70 años, de entre 70 y 80 y mayores de 80 años. Se realizó un seguimiento de 1 año. Se analizaron variables clínicas de antecedentes, datos al ingreso, durante la estancia hospitalaria, el tratamiento pautado al ingreso y al alta, las complicaciones en el ingreso y los eventos en la evolución del año.
Resultados: la proporción de pacientes ancianos (mayores de 70 años) fue del 55 %, siendo octogenarios el 18 %.En ambos grupos existe un predominio de varones. Presentan una mayor prevalencia de hipertensión arterial, cardiopatía isquémica previa, enfermedad vascular cerebral, fibrilación auricular, anemia e insuficiencia renal crónica que los pacientes no ancianos (< 70 años). El 70 % de los ancianos así como el 76 % de los octogenarios tiene dos o menos factores de riesgo. No hay diferencias en cuanto al motivo por el que acuden al hospital los septuagenarios y octogenarios comparado con los pacientes menores de 70 años. Hay una escasa clasificación de los ancianos y menor aún de los octogenarios como pacientes de alto riesgo según la escala TIMI, mientras que es muy elevada según la escala GRACE. Los octogenarios reciben un tratamiento farmacológico menos intensivo durante el ingreso, con un aumento del número de tratamientos recomendados por las guías al alta. Se realiza coronariografía con menos frecuencia y cuando se realiza, presentan con más frecuencia lesiones severas, pero no hay diferencias en la proporción de revascularizaciones entre los que se realiza la coronariografía. Durante el seguimiento al año, el conjunto de la población tiene una mortalidad del 10%, siendo del 11 % en los ancianos y doblándose hasta el 22 % en los octogenarios (la mortalidad de los < 70 años fue del 4 %). Este peor pronóstico se manifiesta también con mayores tasas de reingreso por SCASEST y eventos cardiacos mayores aunque con menores tasas de revascularización.
Conclusiones: Así pues, la población anciana que ingresa por un SCASEST es una población con más comorbilidad y de alto riesgo, donde se realiza una menor puesta en práctica de las guías de práctica clínica. Esto puede ser debido a una menor percepción de riesgo o a una limitación terapéutica por parte de su médico responsable por percibir un disbalance riesgo-beneficio en pacientes donde no sólo debemos realizar una valoración racional, sino una valoración absolutamente individualizada en cada uno de nuestros pacientes ancianos, valorando su entorno y las preferencias personales del enfermo.
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