Resumen :
El estado de alarma por la covid-19 ha traído consigo una serie de consecuencias físicas y psicológicas. Las personas de entre 16 a 25 años edad es el grupo que más se ha visto afectado por la pandemia. La ansiedad y depresión han sido los trastornos que más se han evidenciado a causa del aislamiento social, falta de control, miedo, falta de recursos económicos y refuerzos positivos, entre otros. Por consiguiente, el objetivo principal de este trabajo fue evaluar la eficacia de una intervención cognitivo-conductual en una chica de 28 años con ansiedad que se vio incrementada por la COVID-19. La evaluación y aplicación del tratamiento se llevó a cabo durante 3 meses, en 13 sesiones, pautadas semanalmente de una hora. Para la evaluación, se realizó una entrevista semiestructurada ad hoc y se emplearon los autoinformes Escala de Inadaptabilidad, Escala de Autoestima de Rosenberg, Inventario de Asertividad de Rathus, Escala de Afecto Positivo y Negativo (PANAS) y Escala de Ansiedad y Depresión de Golberg. La intervención consistió en psicoeducación emocional, técnicas de respiración y relajación, técnicas de reestructuración cognitiva, entrenamiento en habilidades sociales, resolución de problemas y toma de decisiones, activación conductual, exposición y técnicas de control de la impulsividad. Los resultados sugieren que la terapia ayudó a reducir los niveles de ansiedad y a mejorar las habilidades sociales, apoyo social, estado de ánimo, hábitos de estilo de vida saludable, autoestima y adaptación general. De hecho, se contrastó a partir del análisis de los índices de cambio fiable y los porcentajes de mejoría de acuerdo con Jacobson y Truax (1991). En conclusión, una intervención basada en la terapia cognitivo-conductual ha sido eficaz para el tratamiento contra un caso de ansiedad durante la COVID-19.
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