Resumen :
Una de las principales preocupaciones de cualquier cuerpo técnico en deportes de equipo como el baloncesto es cómo reducir el número de lesiones, ya que estas afectan a nivel individual y al nivel competitivo de todo el equipo. Generalmente, la prevención de lesiones es uno de los objetivos principales de la preparación física en los equipos de la cantera, pero la falta de tiempo y de recursos impiden que se realicen programas de prevención adecuados. Por esto, el primer objetivo de este Trabajo Final de Máster fue realizar una descripción de las lesiones de los jugadores y las jugadoras de categorías Infantil, Cadete y Junior (93 jugadores de 14,7 ± 1,5, años) de las tres últimas temporadas (antes de la covid-19: temporada 2018/2019; y durante la covid-19: temporadas 2019/2020 y 2020/2021) mediante un cuestionario online a través de la herramienta Google Forms. Al encontrarse el esguince de tobillo como la lesión más prevalente en las temporadas 2018/2019 (23 de 54 lesiones totales) y en las temporadas 2019/2020 y 2020/2021 (18 de 43 lesiones totales), el segundo objetivo fue medir factores de riesgo del esguince de tobillo en los equipos de categoría Junior femenino y masculino (34 jugadores de 16,4 0,85 años), ya que fue la categoría con la que trabajé en mi estancia allí. Los factores analizados fueron la estabilidad del tobillo, el rango de movimiento de dorsiflexión del tobillo y la potencia del tren inferior con altas demandas de equilibrio, utilizando para ello el Y-balance test, el dorsiflexión lunge test y el triple hop test. De los datos obtenidos destacar que la incidencia lesional fue mayor durante la temporada pre-covid-19 (chicos: 2,08 lesiones por cada 1000 horas; chicas: 3,22 lesiones por cada 1000 horas) que durante las temporadas del covid-19 (chicos: 1,04 lesiones por cada 1000 horas; chicas: 1,24 lesiones por cada 1000 horas), siendo mayor en chicas que en chicos. A diferencia de lo encontrado en la literatura, la mayor parte de las lesiones se produjeron durante el entrenamiento (74% de las lesiones en la temporada pre- covid-19 y el 89% en las temporadas del covid-19) y no durante la competición. En relación con el esguince de tobillo, la incidencia en chicos y chicas fue de 0,72 y 1,55 lesiones por cada 1000 horas en la temporada pre- covid-19 y 0,55 y 0,66 lesiones por cada 1000 horas en la temporada del covid-19, respectivamente. En el Y-balance test los jugadores con historia de lesión de tobillo obtuvieron peores resultados (84,1 ± 7,5 cm en pierna dominante y 81,9 ± 9,9 cm en pierna no dominante) que los jugadores sin historia de lesión (87,1 ± 10,3 cm en pierna dominante y 90,3 ± 14,6 cm en pierna no dominante), al igual que en el triple hop donde los jugadores con lesión tenían asimetrías entre una pierna y otra de 8,6% ± 7,3 y los jugadores sin lesión 4,5% ± 3,3. Del mismo modo, en el dorsiflexión lunge test se observó que el 70% de los deportistas con historia de lesión obtuvieron valores cercanos o por encima de los valores considerados de riesgo de lesión, mientras que en el grupo de deportistas sin historia de lesión el porcentaje fue del 59%. En general, la información obtenida nos permitió conocer mejor el historial de lesiones de los deportistas y el déficit en algunas variables de condición física asociadas a las lesiones, facilitando la toma de decisiones para reducir la incidencia de lesiones en el club.
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