Abstract:
La alerta sanitaria originada por la COVID-19 ha ocasionado grandes cambios en la
salud mental de la población, aumentando considerablemente la prevalencia y severidad de
los trastornos de la conducta alimentaria. Por ello, el objetivo de esta revisión es analizar los
factores, en relación con la situación de pandemia, que han generado un aumento o
agravamiento de los trastornos de la conducta alimentaria en población diagnosticada de
estos. Este estudio se realizó a través de una búsqueda bibliográfica en tres bases de datos,
con el fin de conocer tanto los factores más influyentes, como la sintomatología que se ha
visto más agravada. Los resultados mostraron que los factores de riesgo más importantes
fueron el cambio en las rutinas diarias, la falta de interacción social y el aumento en el uso
de las redes sociales. En este sentido, la sintomatología más agravada ha sido el
incremento de patrones restrictivos o de atracones, la mayor dificultad para el control
emocional o el aumento de estrés o ansiedad. Tras esta revisión, se puede concluir el
impacto negativo de la COVID-19 en los casos de TCA, pero son necesarias más
investigaciones y estrategias de intervención nuevas para mitigar estos efectos.
The sanitary alert originated by COVID-19 has caused big changes in the
population's mental health, considerably increasing the prevalence and severity of eating
disorders. This is why the purpose of this review is to analyze the factors, related to the
pandemic situation, that have generated an increase or worsening of eating disorders in the
population with this diagnosis. This was made through a bibliographic research in three
databases, in order to know the most influential factors, as well as the symptoms that have
been more aggravated. The results showed that the most important risk factors were the
change in daily routines, the lack of social interaction and the increase in the use of social
networks. In this sense, the most aggravated symptoms have been the increase in restrictive
patterns or binge eating, a greater difficulty in emotional control or a stress or anxiety
increase. After this research, the negative impact of COVID-19 on eating disorders can be
concluded, but more research and new intervention strategies are needed to mitigate these
effects.
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