Resumen :
La luz es energía y la vida es energía organizada. El ser humano es una unidad organizada de vida que -como energía- ni se crea ni se destruye: se transforma y avanza -a más ser- a través de la parte más sutil de sí mismo. El ser humano es -ante todo y después de todo- "espíritu" o energía sutil. La corriente científica actual se empeña en demostrar -palpablemente- algo que no posee la suficiente consistencia material o física, para ser detectado con sus medios y sostiene que no existe lo que no se ve. Pero cualquier intento de explicación del ser humano, que no tenga en cuenta su dimensión espiritual, como parte nuclear de lo que es, conduce a conclusiones descarriadas y carentes de rigor, por más que pretendan apoyarse en cualquiera de las ciencias del hoy -que no del mañana- por lo que de provisionales tienen. A través de este estudio, proponemos recobrar la dimensión espiritual del ser humano, que su Conciencia reconoce y expresa, como permanente aspiración al Bien, ayudándonos de esa función originaria y primordial de la Educación, de formar en el carácter y en la Ética de la Virtud. Razonaremos la necesidad de reconocer y asumir unos principios éticos que inspiren la conducta moral de la persona, y que posibiliten un avance a mejor, en la conciencia individual y colectiva. Trataremos, pues, de los Valores como Virtud y como principios implícitos en la persona; de la Ética distinguiéndola de la Moral; de la Educación, que permite aflorar y perfilar esos principios, y de la Conciencia, el sustrato útil final, de la experiencia de "vivir en la virtud", que permite, al ser humano, progresar en su ideal de aquello que ha venido a ser: sabio, completo, perfecto, feliz
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