Resumen :
En este primer epígrafe vamos a tratar de contextualizar el tema objeto
de estudio y a desarrollar las justificaciones oportunas acerca de la elección
del mismo, la estructura escogida e, incluso, la propia formulación del título.
Lo cierto es que el término consentimiento informado es lo suficiente gráfico
para advertir al lector acerca del contenido. En este sentido, el consentimiento
informado supone, básicamente, el reconocimiento del derecho de todo
paciente a decidir sobre aquellas cuestiones vinculadas a su salud. No obstante,
este hecho no siempre ha estado presente en la sanidad, pues el establecimiento
de los derechos en el ámbito médico se ha ido produciendo de forma
paulatina y paralela a los cambios sociales, culturales y, por ende, jurídicos. En suma, hemos asistido a un cambio de paradigma que supone dejar de
entender la relación médico-paciente y las obligaciones del facultativo tal y
como lo veníamos haciendo. Durante muchos años se entendió que el profesional,
por sus conocimientos especializados y su experiencia, era el mejor posicionado
para tomar las decisiones sobre la salud de sus pacientes. Además,
se partía de la ausencia de responsabilidad del médico, ya que la medicina
no era una ciencia exacta. En este sentido, Hipócrates 1 señaló en el siglo IV
a.C.: «Mi razonamiento es el mismo acerca de los demás recursos de que se
sirve la medicina, que de todos ellos afirmo que, en los casos que el médico no
los aplica con éxito, hay que echarle la culpa al poder de la dolencia, no a la
ciencia».
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