Resumen :
Crecí en un mundo en el que algunos soportes, fundamentalmente
musicales, ofrecían sus repartidos en dos
caras: tanto las cintas de cassette como los discos de vinilo
presentaban una cara visible, oficial, que era la A, mientras
que reservaban contenidos alternativos, extraoficiales, para
la B. A mí siempre me ha gustado decir que Anfitriones de
una derrota infinita era algo así como la cara B de Todas las
batallas perdidas, pero las vicisitudes editoriales han propiciado
que la cara A se publique algunos años después de
que viera la luz la cara B, lo que, inevitablemente, ha convertido
a Todas las batallas perdidas en la cara B de Anfitriones
de una derrota infinita. Lo explicaré un poco.
Siempre pensé que Todas las batallas perdidas sería mi
segundo libro de poemas en solitario, el que se publicaría
inmediatamente después de La tristeza de los sabios (2007).
De hecho, con ligerísimas modificaciones, la versión que
ahora tienen en sus manos ya se encontraba prácticamente
cerrada hace unos diez años, cuando empecé a enviar el
poemario a innumerables convocatorias y galardones diversos.
Como decía, había depositado todas mis esperanzas
líricas en este libro y siempre lo consideré el futuro de
mi poesía, el paso siguiente en mi andadura poética, pero
han ido pasando los años y hasta tres libros han adelantado
en fecha se publicación a Todas las batallas perdidas:
Cronología de Tarkovski (2018), el ya mencionado Anfitriones
de una derrota infinita (2015) e hiberna, hibernorum (2013)
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