Abstract:
La libertad de expresión siempre ha sido objeto de un debate abierto y complejo al verse
enfrentada contra otras libertades y derechos. Por ello, se ha intentado regular tanto a
nivel internacional como nacional, a través de normativas y pactos.
Con el auge de Internet y las redes sociales se abre un nuevo panorama a la hora de
garantizar la libertad de expresión. Esta, como ya le ha ido pasando hace tiempo,
encuentra sus límites en el honor. Por ello, los discursos de odio que se generan en redes
han de regularse de alguna manera a través de legislación y jurisprudencia. No obstante,
es necesaria una educación en redes para que los usuarios no olviden que, detrás de las
pantallas y nombres de usuario, siguen existiendo personas con derechos y libertades. En
el caso de Instagram, plataforma social más famosa entre las influencers (nueva figura en
el panorama de las redes), ya se han tomado algunas acciones. Así pues, vemos cómo su
aplicación sí tiene un impacto efectivo. El caso de Cristina Pedroche ha sido de los más
sonados en relación con este asunto en el mes de agosto. A raíz de una publicación de la
periodista en Instagram, se desató una cadena de comentarios de odio frente a ella. De
nuevo, los usuarios de las redes han argumentado (de mejor o peores formas) sobre la
libertad tanto de la presentadora de publicar contenido, como de los usuarios en poder
opinar sobre ello.
Esto es muestra de cómo se debe seguir avanzando en este sentido para que las redes
puedan ser un lugar libre, pero respetuoso. Para ello se necesita: reglas, legislación,
educación y consciencia individual.
Freedom of speech has always been an open and complex debate as it has been pitted
against other freedoms and rights. That is why there has been attempts to regulate it both
internationally and nationally through regulations and covenants.
Along with the rise of the Internet and social networks, a new panorama is opening when
it comes to guaranteeing freedom of speech. As has been the case for some time now,
freedom of speech is limited by honor. Therefore, hate speech on networks must be regulated in some way through legislation and jurisprudence. However, education on
networks is also necessary so that users do not forget that, behind the screens and
usernames, there are still people with rights and freedom. Instagram, the most famous
social network among influencers (a new figure in the network landscape), has taken
some actions. Thus, we see how these rules´ application does have an effective impact.
Cristina Pedroche´s case has been one of the most talked about in August. As a result of
an Instagram publication by the journalist, a rain of hateful comments poured over her.
Once again, users of the networks have argued (in better or worse ways) about the
freedom of both the presenter to publish content, as well as the freedom of users to express
their opinion about it.
This is an example of how further progress must be made so that the networks can be a
free but respectful place. This requires rules, legislation, education, and individual
awareness.
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