Abstract:
Una pandemia mundial, una sociedad polarizada, y un sistema policial tóxico y racista. Son los tres elementos que se estaban cocinando en Estados Unidos, a tan sólo unos meses de las próximas elecciones presidenciales. Unos comicios, cuyo resultado, era clave para decidir el rumbo del resto del planeta: continuar con el negacionismo y la tiranía de Trump, u optar por un exvicepresidente, cuya misión era, precisamente, ganarle la batalla al virus, y tumbar todas las decisiones que su antecesor había dictaminado, en materia de relaciones, pactos internacionales, política fiscal, y derechos sociales. Ante un evento de tal magnitud y relevancia, cualquier estrategia es válida. Especialmente las redes sociales, y en concreto Twitter. Porque esta no sólo sirvió para captar votos, incentivar y promover el conocimiento sobre la política, sino que fue un gran aliado de periodistas, senadores, expertos, y medios de comunicación para difundir las actualizaciones que se obtenían sobre los resultados, y, por lo tanto, para que los ciudadanos de todo el mundo supiesen, de manera casi inmediata, cómo evolucionaba el recuento de votos, estadísticas entre otros. Un claro ejemplo de que el periodismo puede crecer, reinventarse y ser innovar cuando se cuentan con las cartas adecuadas, como son, las redes sociales.
A global pandemic, a polarized society, and a toxic and racist police system. These are the three elements that were being cooked up in the United States, just a few months away from the next presidential election. An election, the result of which was key to deciding the direction of the rest of the planet: to continue with Trump’s denialism and tyranny, or to choose a former vice president whose mission was precisely to win the battle against the virus, and to overthrow all the decisions that his predecessor had made regarding relations, international covenants, fiscal policy, and social rights. . In the face of an event of such magnitude and relevance, any strategy is valid. Especially social networks, and specifically Twitter. Because it not only served to capture votes, encourage and promote knowledge about politics, but it was a great ally of journalists, senators, experts, and the media to spread the updates that were obtained on the results, and, therefore, to let citizens around the world know, almost immediately, how the vote count, statistics among others, was evolving. A clear example that journalism can grow, reinvent itself and be innovative when it plays with the right cards, such as social networks.
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