Abstract:
La profesión periodística atraviesa una crisis, y con ella, el periodismo de calidad no ha salido
beneficiado. Para hacer un buen trabajo periodístico se necesita cierta capacidad económica y
cierta inversión de tiempo, y muchos medios de comunicación no están dispuestos a hacer estas
inversiones. Hay varias hipótesis que explican porqué es difícil encontrar periodismo de calidad.
La primera de ellas sería que los medios no apuestan por hacer un buen trabajo periodístico, ya
que el beneficio que obtienen es poco comparado con otros contenidos, argumentan que la
transición digital es un paso difícil de dar y que todavía no han sabido cómo adaptarse a esta
nueva realidad. La segunda, que la sociedad tampoco está dispuesta a apostar por un trabajo
periodístico de calidad. La información es un bien, y como tal, al ser adquirida ha de ser
remunerada, pero muy poca gente está dispuesta a hacerlo. Además, la sociedad tiene una oferta
informativa y de entretenimiento muy amplia y que no cuesta nada de adquirir. Por último, se
analizan las relaciones entre profesionales de la justicia y periodistas, y entre estos últimos y
políticos. Siempre se ha dicho que los periodistas son los garantes de la democracia, y como
tales, deben estar pendientes de cualquier irregularidad política y judicial. Además, el periodismo
tiene el poder de crear opinión pública y presión social hacia las altas élites, por ello, políticos y
profesionales de la justicia tampoco apuestan por un periodismo de calidad, donde cualquier
irregularidad por su parte conllevaría una investigación periodística que los posicione en el punto
de mira
The journalistic profession is going through a crisis, and with it, quality journalism has not
benefited. Doing a good journalistic job requires some financial capacity and some investment of
time, and many media outlets are unwilling to make these investments. There are several
hypotheses that explain why it is difficult to find quality journalism. The first of these would be that
the media do not bet on doing a good journalistic job, since the benefit they obtain is little
compared to other content, they argue that the digital transition is a difficult step to take and that
they have not yet known how to adapt to this new reality. The second, that society is not willing to
bet on quality journalistic work either. Information is a good, and as such, when acquired it must
be remunerated, but very few people are willing to do so. The company has a very wide
informative and entertainment offer that costs nothing to acquire. Finally, the relationships
between legal professionals and journalists, and between the latter and politicians, are analyzed.
It has always been said that journalists are the guarantors of democracy, and as such, they must
be aware of any political and judicial irregularities. In addition, journalism has the power to create
public opinion and social pressure towards the high elites, therefore, politicians and justice
professionals do not bet on quality journalism either, where any irregularity on their part would
entail a journalistic investigation that positions them in the spotlight
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