Resumen :
Vivimos en un momento de la historia donde los cambios se están produciendo
a gran velocidad. En el año 2008 estallaba en España la mayor crisis
económica en décadas, hubo una caída nunca vista del empleo en nuestro
Estado, el sector de la construcción sufrió la mayor caída que se recuerda,
quedando miles y miles de viviendas por vender. Al mismo tiempo, la gente que
se quedaba sin trabajo perdía también sus viviendas debido a que no podían
afrontar las hipotecas, en muchos casos declaradas abusivas por los
tribunales.
Ante esta situación, los distintos gobiernos, primero del Partido Socialista y más
tarde del Partido Popular, emprendieron una serie de medidas de recorte del
gasto público en aras de reducir el más que creciente déficit público. Recortes
en sanidad, en educación, en servicios sociales, en ayudas al desempleo, etc.
Todas ellas, medidas muy impopulares, que no hicieron otra cosa que
desacreditar la vida política y a los políticos. Puesto que, a la vista de los
resultados, estas medidas de recorte del gasto público para reducir el déficit no
tuvieron éxito, puesto que el déficit público no ha hecho otra cosa que
aumentar a niveles nunca vistos.
El mal estar en la ciudadanía, junto con el descrédito de los partidos políticos
tradicionales, sirvieron de caldo de cultivo para que, en España se produjeran
los mayores movimientos sociales que se recuerdan. El 15 de Mayo de 2010,
se produjo una manifestación, con el lema “Democracia Real Ya!, No somos
mercancía en manos de políticos y banqueros”. Estas movilizaciones marcaron
un antes y un después. Se produjeron acampadas en las plazas de las
principales ciudades españolas que duraron prácticamente un mes, y lo más
sorprendente es que este movimiento tuvo tanto eco que fue imitado en las
principales ciudades del mundo.
Ante todo esto, surgió la necesidad por parte de estos manifestantes de
organizarse y crear asambleas para ir modificando poco a poco todo aquello
por lo que luchaban.
Se recordaran grandes movimientos como la marea blanca, en defensa de la
sanidad pública y de calidad, o la marea verde a favor de la educación pública,
o la Plataforma de afectados por la hipoteca, que llego a presentar una
Iniciativa Legislativa Popular -en adelante ILP- en las Cortes.
Todos estas mareas, plataformas, asambleas, se encontraron ante la
necesidad de crearse como grupo político para alcanzar cuotas de poder y así
poder cambiar las cosas. Es así como surgió Podemos.
Los partidos políticos tradicionales no lo vieron venir, y ahora necesitan realizar
cambios contundentes en sus estructuras y en su funcionamiento para no
quedar atrás de los cambios que la sociedad reclama en la actualidad.
Necesitan mejorar su democracia interna, abrirse a la ciudadanía, y ser
transparentes, ya que una de las principales causas por las que los partidos
políticos han sufrido ese desgaste en su credibilidad, es por los numerosos
casos de corrupción política que no dejan de sucederse en los medios de
comunicación.
Nos encontramos pues en un momento político donde se hace más que
necesario el diálogo para llegar a acuerdos. Los partidos políticos deben
aprender a dialogar, a negociar para conseguir llegar a acuerdos, cosa que
hasta ahora no había sucedido, puesto que siempre eran los mismos –Partido
Socialista y Partido Popular- los que se turnaban en el gobierno, sin hacer
apenas autocrítica de la gestión, y lo que es más importante, sin rendición de
cuentas ante los ciudadanos. Sin ir más lejos en la última legislatura, donde el
Partido Popular abusó de los decretos leyes, sabiendo que a posteriori serian
apoyadas por el Parlamento puesto que tenían mayoría absoluta en ambas
cámaras
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