Potencial terapéutico de los ácidos grasos omega-3 en la enfermedad de Alzheimer.

Abstract

Antecedentes: La enfermedad de Alzheimer (EA) es una enfermedad neurodegenerativa con una tasa de prevalencia del 50% en personas mayores de 85 años. Actualmente, se desconoce su etiología, si bien se han descrito determinadas alteraciones neuroquímicas como la presencia de péptidos β-amiloides y la acumulación de factores proinflamatorios. Clínicamente, se caracteriza por una pérdida progresiva de la memoria y de la capacidad del lenguaje, entre otros. Puesto que los tratamientos actuales no han demostrado ser altamente eficaces, además de estar acompañados de efectos secundarios, se hace necesario el estudio de nuevas terapias. En este sentido, los ácidos grasos omega-3, se han estudiado como potenciales moléculas capaces de prevenir y/o retrasar el deterioro cognitivo asociado a esta patología. Objetivo: El objetivo de este trabajo fin de grado ha sido realizar una revisión bibliográfica sobre los estudios observacionales y ensayos clínicos realizados hasta la fecha en relación a la eficacia de la ingesta, bien a través de la dieta o de suplementos alimenticios, de ácidos grasos omega-3 para prevenir o reducir la progresión del deterioro cognitivo en la EA. Metodología: Para ello, se realizó una búsqueda en MEDLINE con los descriptores propuestos a través del término MeSH, con una ecuación de búsqueda con 2 descriptores y un calificador. Se encontraron 191 artículos, de los que se aceptaron 27 y se desecharon 164. Resultados: Los 8 estudios observacionales sobre la ingesta alimentaria de ácidos grasos omega-3 concluyen que el aporte de 2 o más raciones de pescado a la semana contribuyen a la mejora del déficit cognitivo, mientras que los 7 ensayos clínicos presentan resultados controvertidos y únicamente se observan mejorías en aquellos pacientes con deterioro cognitivo leve. Conclusiones: No existen evidencias suficientes para determinar que la ingesta de ácidos grasos omega-3 mejore la EA. Sin embargo, sí se observan datos que apoyan su eficacia en retrasar el déficit cognitivo en pacientes con deterioro cognitivo leve o en los inicios de la EA. Se debe considerar estandarizar dosis y tiempo de duración, entre otros